Entre el amor y la memoria
¿Has cosido alguna vez? ¿Recuerdas cómo es tener entre las manos un carrete de hilo al que no le encuentras el inicio? Quizá porque hace demasiado tiempo que lo usaste; quizá porque lo hizo otra persona después de ti y descuidó ese gesto que permite tirar del hilo para enhebrar la aguja. O lo escondió tanto, que ahora no aparece.
Llevo tiempo dando vueltas a los proyectos narrativos que me gustaría terminar y estos días lo siento así; como si me costarara encontrar el primer hilo para seguir dando puntadas a partir de él. Pero, como soy cabezota, sigo buscando. Por eso en el último artículo formulé una pregunta que se quedó flotando en el aire y me atreví a compartir con otra persona; justo después de contarle una retahíla de historias de mi infancia. Él me dio la respuesta y supe que era por ahí; ese deseo de narrar las imágenes que todavía guardo intactas en mi memoria siempre me acompaña. Le pregunté si serviría de algo; siendo honesta, desde que me hice la promesa de terminar un libro en los próximos seis meses lo que me cuestiono una y otra vez es el sentido de escribir para publicar, algo que nunca ha sido una necesidad para mí. “Para dejar testimonio”, contestó él.
Así que esta era la respuesta, el comienzo del carrete: escribe todo lo que que conservas “entre el amor y la memoria”.