Estos días estoy preparando varios repertorios de narración oral. Todavía no voy a desvelar los contenidos, pero sí quiero compartir el proceso creativo en las próximas semanas para terminar de ordenarlos; para escuchar otras ideas, por si le sirve a alguien. Cuando empecé a escribir en serio los libros que más me ayudaron no fueron los de la técnica, a ellos regresé después; fueron textos de autoras y autores a los que, como ya he dicho otras veces, se les mezclaba la escritura con la vida. Reflexionaban en voz alta sobre todo aquello que les ayudaba a escribir y los obstáculos que encontraban; con tanto detalle y transparencia que parecían susurrarte al oído. Una de mis favoritas es Anne Lamott:
Pájaro a pájaro, amigo. Hazlo pájaro a pájaro.
Así que aquí estoy, con mis colecciones de pájaros sobre la mesa, volviendo a ellas los fines de semana y cuando termino las tareas prioritarias de Narrativas y otras lunas. Sin prisa pero sin pausa; con el firme propósito de empezar a compartirlos en las próximas semanas, para que no se me queden los cuentos y los poemas enredados entre las manos.
Imagen: Kevin Lanceplaine (unsplash)